El tratamiento con láser de baja potencia ofrece un efecto reparador y benefcioso sobre el tejido nervioso, el músculo esquelético, el tejido blando y la piel. Se utiliza en la medicina por los efectos biológicos que posee: acción analgésica, acción antiinfamatoria, acción reparadora tisular, estimulación del sistema inmunológico y aumento de la microcirculación sanguínea. Desde el punto de vista bioquímico, su acción fundamental radica en la modulación de la fosforilación oxidativa en las mitocondrias, donde se estimula la síntesis de adenosintrifosfato (ATP), que es la forma fundamental de energía de la célula. De ahí que ocurra la normalización de las funciones celulares en las afecciones en las que haya trastornos celulares y/o funcionales.
Los efectos a distancia del láser de baja potencia radican en favorecer la microcirculación y el trofismo celular. En la microcirculación, el láser actúa tanto en el esfínter precapilar, provocando vasodilatación y reabsorción de los exudados, como en el torrente sanguíneo, aumentando la velocidad de circulación y del sistema fbrinolítico con la eliminación de los microtrombos; además, ocasiona el aumento de la fagocitosis por incremento del número de macrófagos y del oxígeno, y por tanto, una normalización de los tejidos lesionados, sin provocar deterioro de las áreas vecinas. El láser actúa como un biomodulador o normalizante celular.
Fuente
(Revista de la Sociedad Española del Dolor)